viernes, 7 de marzo de 2008

Alex Tormo estrena La mujer por fuerza en Alcala de Henares

'La mujer por fuerza' de Tirso de Molina, por primera vez en los escenarios
La comedia 'La mujer por fuerza', de Tirso de Molina, subirá por primera vez a los escenarios españoles en el Corral de Comedias de Alcalá de Henares (Madrid), emblemático espacio en el que se representará los días 7, 8 y 9 de marzo.Incluida en el 'Ciclo de Teatro. Grandes Autores', la compañía Zampanó Teatro, con sede en Madrid y una trayectoria que roza las tres décadas en activo, estrenará en territorio complutense la que es su última producción.Siguiendo la apuesta por investigar, recuperar y actualizar los textos clásicos que la caracteriza, presentará en el Corral de Comedias su particular adaptación de 'La mujer por fuerza' que ha sobrevivido en una versión muy deteriorada, publicada por primera vez en 1635 y reeditada en el siglo XX por Blanca de los Ríos para la colección Aguilar. Su lamentable estado de conservación es la razón principal por la que esta deliciosa comedia nunca haya sido representada en España, aunque sí lo fue hace 17 años en El Chamizal (Texas) por una compañía de la ciudad de México.'La mujer por fuerza' pertenece al género de comedias de enredo, perfeccionado por Tirso de Molina en piezas como 'Don Gil de las calzas verdes' pero con una gran diferencia, ya que en 'La mujer por fuerza' la protagonista se disfraza de hombre no para atrapar a un galán que no quiere o puede cumplir la palabra de matrimonio, sino a un hombre que jamás ha visto.La trama refleja la creciente desesperación del Conde Federico, interpretado por José Bustos, a quien se le ofrecen pruebas de que ha raptado, violado y más tarde abandonado a una mujer que no conoce. Resignado a creer lo que otros le aseguran ha sucedido, pero que sus ojos, memoria, lógica y sentido común le dicen que no ha podido ocurrir, llega incluso a aceptar casarse con el que cree ser un hombre.Los personajes se mueven en un contexto disparatado que desemboca en la que está considerada una de las comedias más divertidas del teatro clásico español.El responsable de la adaptación es José María Ruano de la Haza y la dirección corre a cargo de José Maya. El reparto, encabezado por Alex Tormo en su doble papel de Alberto y Marqués Ludovico, y por José Bustos, como Conde, está compuesto por Beatriz Ortega (Finea), Juan Carlos Arráez (Clarín), Alicia González (Florera), Jaro (Rey) y Vanessa Rasero (Fenisa).

sábado, 23 de febrero de 2008

Traición volverá en mayo

La obra Traición regresará a Guindalera en Mayo de 2008 con el mismo elenco y equipo.

domingo, 17 de febrero de 2008

domingo, 20 de enero de 2008

Recopilación de críticas




Hay que pinchar sobre los enlaces para que se amplíe las críticas, extraidas de la recopilación que hay en la página de Guindalera

martes, 15 de enero de 2008

Trabajos para Guindalera

En torno a la gaviota
Odio a Hamlet

La larga cena de navidad

jueves, 3 de enero de 2008

Lecturas dramatizadas

LECTURAS DRAMATIZADAS
2005- El beso de la mujer araña

miércoles, 2 de enero de 2008

sábado, 22 de diciembre de 2007

Alex Tormo, Andrés Rus, María Pastor, Raúl Fernández de Pablo

ENTREVISTA: RAÚL FERNÁNDEZ, MARÍA PASTOR, ÁLEX TORMO, ANDRÉS RUS
POR ALEJANDRO CABRANES RUBIO

El encuentro tiene lugar el 23 de abril de 2007 en la entrada al Teatro Guindalera, donde hace unos meses se produjo la primera toma de contacto entre el equipo artístico y este cronista. Entre ambas charlas se estableció una mayor confianza entre las dos partes que a su vez ha marcado definitivamente la redacción de estas líneas. En aquella ocasión intérpretes como Ana Miranda, Ana Alonso y Josep Albert participaron en esa conversación como miembros de la anterior pieza que se analizaba: Odio a Hamlet. Ésta ofrecía un viaje hacia una dignidad relativa, no exenta de cierta amargura, sobre unas personas que deseaban recuperar su integridad. Traición, la obra de Harold Pinter que nos ocupa, por el contrario indaga sobre las raíces de la degradación de las relaciones afectivas y la forma de concebir la vida. Del reparto de la anterior se conserva Raúl Fernández, María Pastor y Alex Tormo, y se incorpora Andrés Rus en la doble calidad de ayudante de dirección de Juan Pastor y de intérprete. La conversación se inicia aludiendo a la coincidencia en cártel (por unos pocos días) con otras piezas de Pinter como Un ligero malestar y La última copa.

María Pastor: Esas dos yo no las he visto.

Alex Tormo: Yo tampoco porque cuando se han estrenado estábamos ensayando y el único día que libramos es el lunes, el día del descanso del teatro.

De todas maneras vuestra función se suma al “rescate” de piezas de Pinter, del que forman parte las dos aludidas como El portero en el Teatro de la Abadía. ¿A qué atribuís ese fenómeno?

M.P.: Evidentemente al Premio Nobel.

Pinter es famoso por escribir –tanto en la actualidad como en la Guerra Fría- sobre el miedo a lo desconocido; en sus obras la sensación de conformidad que rige nuestra vida resulta en realidad un espejismo. En sus piezas los personajes se responden así mismos cuando preguntan a los demás determinadas cosas. ¿En qué se diferencia Traición a otras propuestas?

M.P.: Creo que es una de las obras menos truculentas; es más diferente a otras de sus obras.

A.T.: Esta en concreto los diálogos tienen un esquema: pregunta/respuesta: frases muy cortas frente a largos parlamentos. Son respuestas cortas. Esa es una de las diferencias.

¿Cómo definirías a Emma?

M.P.: Creo que una de las diferencias con otros personajes que he interpretado es que no es de una sola pieza. Son personajes complejos, de los que el propio autor no da demasiadas características de ellos. Se sabe muy poco sobre Emma: lo que se intuye es que es un personaje de una época muy concreta; empieza a trabajar; a liberarse. Pertenece a una clase social acomodada, y con afición por la cultura, la literatura y el arte en general.

(Raúl Fernández acaba de llegar, disculpándose por el retraso).

¿Cómo es Jerry?

Raúl Fernández: Jerry de los tres es el más ingenuo. Es agente literario. No es que sea estúpido, ni muchísimo menos, pero sí a diferencia de Robert y Emma es más impulsivo, espontáneo.

Le toca a Robert…

A.T.: Robert es el padre de familia, el cabeza de familia: se considera el jefe de la camada, muy machista. Se corrompe a lo largo de la vida. Es un editor. Dirigía junto con Jerry revistas de poesía y al final los vemos que le interesa solo el dinero.

Hay un detalle llamativo de Robert: se conmueve cuando Jerry rechaza a Emma, y la abraza. Tiene un punto de dulzura que contrasta con sus rasgos principales.

A.T.: Efectivamente. Los personajes no son ni muy buenos; ni muy malos ni muy listos ni muy tontos. Tienen mucho de cada cosa. Uno puede ser un cabrón auténtico y en un momento dado tener un gesto de dulzura. Uno puede ser muy bueno y en un momento dado muy puñetero. Es una escena muy fuerte porque se hacen polvo los amigos, la mujer; y quien da el brazo a torcer es Robert porque entiende como está Emma después de lo que ha vivido.

La destrucción de su amistad está relacionada con la estructura de la obra en flash back. ¿Compartís esa apreciación?

A.T.: Estoy plenamente de acuerdo contigo. Lo interesante de la obra al dar marcha atrás es ver de dónde viene la destrucción; su germen. También vemos cómo nace ese amor. Pero lo más interesante es cómo nace la destrucción de ese amor en todos los sentidos: amor/pareja; amor/amantes…

M.P.: En realidad la estructura nos ayuda menos a preguntarnos qué es lo que sucede y más por qué sucede. En vez de preguntar qué, preguntas por qué. Esto es lo interesante.

R.F.: Yo no puedo añadir nada más…

Se detecta cierto sentimiento de falta de estabilidad en la propia puesta en escena de acuerdo a las emociones de los personajes. De hecho la acción en la primera escena se traslada del centro a la derecha; hay una composición triangular que define el carácter de las relaciones que se establecen; cuando Emma confiesa su aventura está a espaldas de Robert… ¿Qué puede aportar esa coreografía según vosotros a la definición de los personajes?

M.P.: Yo no creo que tenga que ver la definición de los personajes con eso. No podría contestar. En esta sala hay que trabajar con limitaciones de la sala; creo que a veces los movimientos nacen de la casualidad; de diferenciar y acotar el espacio… Lo que sí es interesante es que la iluminación está en función de la historia, pero eso es una característica en guindalera.

De alguna manera la puesta en escena los deja un poco afligidos, descompuestos; los ahoga en el espacio escénico.

Andrés Rus: Eso no sé si es deliberado. De alguna forma teníamos que hacer que el espectador viese la obra desde arriba, con cierta distancia para que tu pudieses apreciar la forma en la que se relacionan, a veces en forma triangular. Los ves incomunicados desde un punto de vista distanciado, juzgándoles.

El vestuario empieza siendo muy oscuro (de acuerdo con la negritud inicial) y concluye con tonos más luminosos.

R.F.: Es cierto que seguramente atiende a ver la parte más colorida y viva en los personajes.

M.P.: Empiezan siendo muy corrompidos; y acaban más inocentes. (María se retira a prepararse para la función).

A.R.: (El vestuario sirve) para que tú veas el viaje al pasado. Los constantes flash back no se manifiestan solamente en la psicología de los personajes; sino también en la música; en la agilidad en la que se desarrollan las escenas hasta la última en 1968, en la que se produce el nacimiento de la pasión.

En ese mismo sentido opera la banda sonora. ¿Qué criterios seguisteis para seleccionarla?

A.R.: Buscamos música que remitiera a esa época, que hiciera un comentario sobre la escena; ofreciendo un contrapunto irónico; que transmita al espectador cierta nostalgia.

While My Guitar Gently Weeps (George Harrison) expresa el lamento generacional.

A.R.: Potenciaba bien el momento en el que Emma y Robert tiene un pequeño encuentro emotivo; entra muy bien; permitía cierta intimidad.

Otra canción empleada es You´re my best friend (Queen).

A.R.: Es un tema del año 75 archi conocido; que el espectador reconoce y da un punto de vista sobre Jerry y Robert… “You´re my best friend”… “¡unos cojones!”. Muy irónico.

¿Qué proyectos tenéis?

R.F.: Estoy en una serie que se titula El internado: la fecha de emisión es para el 14 de mayo. Es una serie que combina el culebrón con lo misterioso. Todos los personajes son misteriosos, un poco como Pinter, y el mío es el cocinero con un secreto muy oculto que no se desvela en los primeros capítulos.

A.T.: En el Teatro Universitario, dentro del grupo Triaca, hemos hecho Nuestra ciudad de Thornton Wilder.

Autor qué ya habías representado en Guindalera…

A.T.: De hecho fui en búsqueda y captura de lectura de sus obras a raíz de representarlo aquí. Ahora estamos prestos y dispuestos para hacer La visita de la vieja dama para estrenar un mayo.

¿Habéis preparado ya la programación de Guindalera?

R.F.: Se habla de reponer las funciones. Es la primera idea, pero no está claro. Volveremos con En torno a la gaviota, Odio a Hamlet y Pinter. Hay gente que se ha quedado con ganas de verlas.

Desde la temporada pasada se ha producido un “retorno” del público al teatro. ¿Compartís esa apreciación o habéis estado un poco aislados aquí?

R.F.: Eso te iba a decir. Hemos tenido una actividad frenética, muy centrados aquí en Guindalera. No hemos estado muy pendientes de la cartelera y estamos desinformados en torno al resto de las obras. Pero tengo la intuición, y coincido contigo, que la gente se está animando…. Nadie va a robar el carácter inmediato del teatro. Ver una obra de teatro grabada puede ser interesante para ciertos aspectos, pero la esencia del teatro es verlo en directo.

A.T.: Hay textos dramáticos llevados al cine, lo qué es distinto. Por ejemplo La huella (1972), de Mankiewicz, es un texto reescrito para el cine y es una obra maestra (1). Bueno, nos vamos metiendo para adentro para calentar: necesitamos un rato para concentrarnos, sobre todo haciendo una obra de estas características donde técnicamente tiene la complicación de ir al revés; y eso implica que debes despojarte de cosas…

La charla finaliza antes de abrirse el telón. Un domingo más Guindalera recupera la esencia del teatro, su emoción; su lado más primitivo y puro con propuestas tan modestas en sus presupuestos económicos como medidas en los teóricos. El aire familiar reforzado por el encuentro entre Raúl, Álex, María y Andrés con su público a término de la función hace evocar el espíritu de otras compañías independientes y cuyos montajes poco a poco les dieron prestigio. Un teatro para reflexionar sobre el paso del tiempo; sobre las heridas que infligimos a los demás y las que sangran en nuestro propio cuerpo; sobre cómo el ser humano se debate entre la dignidad y la corrupción de su alma. Un teatro íntimo, que establece su propia relación con los clásicos y con los textos contemporáneos, que se abre paso en la cartelera por su capacidad para interrogarnos a nosotros mismos. Un teatro que festeja su propia existencia y que lleva el contacto inmediato con sus asistentes hasta sus últimas consecuencias. Un teatro en cierto sentido cómplice con sus espectadores, entendidos estos como amigos que comparten con ellos un momento de creatividad, y no como extraños a los cuales hay que convencer de la valía de sus planteamientos. Y de allí nace su viveza: la sencillez no está reñida en él en ningún momento con la falta de complejidad. Las funciones aparte de tener lecturas morales (no moralistas) contienen otras de tipo ideológico y que permanecen soterradas: el rechazo hacia lo zafio, el éxito fácil; el cuestionamiento de la conformidad. Allí evocan el recuerdo de Animalario, sin contar con su cobertura mediática ni obras de teatro más llamativas pero a su vez menos sutiles, con independencia de su valía. ¿Guindalera seguirá sus pasos y terminará absorbida –dicho sin tono peyorativo- por la “cultura oficial”? De momento su supervivencia se fragua en cada función, en cada gota de sudor derramada en los ensayos. Como diría Bob Dylan, la respuesta está flotando en el aire…

lunes, 17 de diciembre de 2007

Reposición: La larga cena de navidad

LA LARGA CENA DE NAVIDAD de T.Wilder
Dirección:Juan PastorPrograma especial Navidad y Reyes 07-08Diciembre: 20,21,22 -26,27,28,29,- Ene: 2,3,4,5, 10, 11, 12 - 20h Además: 29 dic y 5 ene 18h

Una visión lúdica del rito navideño.
La compañía Guindalera cierra una sabrosa temporada teatral, proponiendo al público, disfrutar de una deliciosa velada teatral.
Con gran sentido del humor, ternura y cierto lirismo, tres generaciones desfilan brevemente por la mesa navideña.

LA OBRA
En esta obra corta, Thornton Wilder consigue que el tiempo, su progresión gradual, su evolución, llegue a ser representado en escena durante las conversaciones aparentemente intrascendentes alrededor de la mesa en una larga cena de Navidad de noventa años. Una larga cena de Navidad en la que hemos querido rescatar de la memoria a nuestros antepasados o lo que queda todavía de ellos en nuestra memoria. Como los vivos, igualmente “Los muertos no continúan interesándose por nosotros durante mucho tiempo; gradualmente, poco a poco, pierden el contacto con la Tierra..., con las mismas ambiciones que tuvieron..., con los placeres..., con las penas que los atormentaron..., y con las gentes a quienes amaron.” Así lentamente se van marchando de nuestra memoria silenciosamente, como de puntillas, dejándonos con el tiempo sólo una sonrisa, una mueca, o un sabor casi irreconocible.
Juan Pastor

Premios

2005- Candidato al Premio al mejor actor de reparto de teatro de la Unión de Actores por En torno a la gaviota

Críticas: En torno a la gaviota

María Pastor y Raúl Fernández

EN TORNO A LA GAVIOTA
Nuevas formas de teatro
Por Alejandro Cabranes Rubio
Al principio de la representación de En torno a la gaviota, adaptación de Antón Chéjov, Juan Pastor (su director) sale al escena y se disculpa por las limitaciones del teatro, exigiendo al espectador imaginación para adentrarse en una era pretérita. Nos abre las puertas de una finca rusa, con su propio teatrillo cerca de un largo. Allí permanece hasta que concluye la función, comentando el entreacto. En una silla cerca de la salida del recinto, Pastor permanece observando a sus actores: el creador ante su obra. Y no cualquier obra. Cuando fundó –hace algunos años- en la periferia del madrileño Barrio de Salamanca el Teatro Guindalera, ideó un pequeño vestíbulo con un par de árboles que rendían homenaje a la pieza de Chéjov más musical, El jardín de las cerezas. Por tanto En torno a la gaviota posiblemente sea la obra que mejor defina la programación de Guindalera, al representar lo que para Pastor es su propio ideal de teatro: uno humilde y sencillo, certero en su análisis de las relaciones humanas. Un teatro donde el público y los actores comparten más que nunca una experiencia única, y a la que el director nos invita: unas funciones que no buscan la complicidad dada de antemano con el espectador, sino su colaboración directa. Si a eso sumamos que el original propone una reflexión sobre el paso del tiempo, de unos años felices que ya desaparecieron, no cabe duda entonces que Pastor nos está ofreciendo su alma sin paternalismos que valgan; un striptease emocional que asume en el momento que comparte el escenario con sus intérpretes.
Consecuentemente En torno a la gaviota destaca por su desnudez formal (los actores ejercen de tramoyistas), textual (se reduce la pieza original a seis personajes) y emocional. De acuerdo con ese principio todo el reparto en un momento dado se pone en escena ocupando el centro de la sala. Kostia (Raúl Fernández), un escritor, se queja de las obsoletas formas teatrales actuales –abogando por unas nuevas- y de la tacañería de su madre, la actriz Arkadina (Ana Miranda), y nos confiesa su amor hacia otra joven intérprete, Nina (María Pastor). Esta no le corresponde al quedar enamorada de otro dramaturgo Trigorín (Josep Albert); consciente de su mediocridad y su falta de creatividad para crear textos rebosantes de vida, y que se arrastra buscando el favor de Arkadina. El maestro de la comarca, Medvédenko (Álex Tormo), se sincera ante el público declarando que quiere casarse con la hija del terrateniente, Masha (Ana Alonso), enamorada de Kostia. La densidad de las relaciones entre los personajes, tan certeramente ideadas por Chéjov, al quedar representada tan artesanalmente cobra una inesperada emoción: la transparencia de los sentimientos no acarrea el chantaje al espectador, y por el contrario refuerza esa idea de intimidad.
Esa experiencia privada entre los actores y sus espectadores alcanza sus más altas cotas en una escena en la que todos los personajes, con Trigorín en primer término visual cara al público, escuchan una música que los embarga, generándoles ilusiones: son seres humanos que oyen la llegada de unos tiempos nuevos; gentes que buscan su propio espacio vital en el mundo. Unos adolecen más dificultad que otros como Kostia, quien llega a esconderse detrás del biombo cuando se representa un texto suyo, ocultándose de sí mismo y ante todos en el transcurso de una función que lleva incorporada otra en su interior: el teatro mira a la vida y la vida le devuelve su imagen, como en todas las piezas dirigidas por Pastor. Pero en esta ocasión la caja de resonancia es mayor que nunca porque los espejos se multiplican.
Las imágenes evocadas aterran: sueños frustrados, experiencias traumáticas, matrimonios celebrados por la resignación de una de las partes, abandonos emocionales, soledades variadas… En ese sentido podemos apreciar una de las claves que me proporcionó Josep Albert a la salida: cómo después de dos siglos seguimos padeciendo los mismos defectos; sin asumir compromisos, inflingiendo heridas, destruyendo todo a nuestro alrededor. Al principio de la función los personajes visten con prendas claras, de lino, y usan sombreros de paja mientras que al final de la misma optan por el negro riguroso, el gris. Cuando se inicia la representación los principales objetos decorativos son sillas de mimbre y hamacas, y cuando termina una alfombra y una severa mesa ejercen de fondo escénico de la trama. ¿Es de extrañar, pues, que en la primera aparición de Nina la veamos iluminada fuertemente –de acuerdo con su candor e inocencia inicial- y que su última venga precedida por los sonidos de un viento invernal que ha congelado su interior? Los personajes de Chéjov son como la gaviota que mató Kostia por el placer de hacerlo: naturalezas muertas, asesinadas por el capricho de sus semejantes, animales heridos. Ya en la primera escena, Masha rechaza inicialmente el ofrecimiento de Medvédenko, situándose a cierta distancia emocional de él, sentada en el mismo banco de mimbre que después se convertirá en un espacio rebosante de felicidad cuando se aposente en él Arkadina. De esta manera Pastor logra dosificar los elementos dramáticos puesto en solfa, sin perder cierto sentido de lo atmosférico. Construye imágenes donde el peso del detalle otorga densidad a la función: Medvédenko lía su tabaco, mientras en una hamaca Masha lee unos papeles que él mira por encima, al mismo tiempo que el resto de sus compañeros disfrutan de un día sereno… De nuevo la intimidad como fuerza motora de una función particularmente efectiva en sus momentos más trágicos: el intento de suicidio de Kostia –marcado por la oscuridad de la sala, en la que a penas unos rayos de luz artificial permiten ver el rostro del personaje-, o el último encuentro entre éste y Nina, con el contrapunto sonoro de las voces de Arkadina y Trigorín alzándose en la letanía, recordando el propio fracaso emocional de los personajes…
El trabajo de los actores, admirable, redondea los resultados. Álex Tormo sabe transmitir la bondad interior del pobre maestro, que sólo aspira a ser querido, y cuya carencia de afecto el actor transluce en sus miradas furtivas a Masha, y su forma de arrastrarse al andar. Ana Alonso nos hace partícipe de la resignación vital de su personaje, ofreciendo su rostro ausente, mal herido y a la vez egoísta. Raúl Fernández puede que conserve algo de la ingenuidad de sus personajes en Traición y Odio a Hamlet, pero aquí su cara refleja una melancolía y dolor ausente en los títulos anteriores. Ana Miranda revive las glorias pasadas de Arkedina, su propia vanidad y rehuye de la caricatura, ofreciendo un retrato profundamente humano. María Pastor lentamente va modulando la inocencia de Nina hasta convertirla en esa pobre gaviota muerta. Josep Albert, memorable, logra expresar el amor hacia los actos cotidianos que siente Trigorín, su propia lucidez ante su propia obra (a ello contribuye el control del actor sobre su propia voz); y a la vez su comportamiento abyecto, interesado.
No hay artificio. Sólo seis personajes abandonados. Seis historias de decepciones de seres que han perdido por culpa de su individualismo no sólo su capacidad para amar, sino su propia dignidad, otro leit motiv de los últimos montajes del director… Sin ánimo de provocación, Pastor demuestra que las nuevas formas de teatro que reclama Kostia sólo son posibles desde el cariño y creencia en las obras escogidas para representar; imprimiéndoles su propia personalidad. No me queda pues que contravenir las palabras del director: En torno a la gaviota demuestra que el teatro carece de limitaciones cuando la imaginación, la sensibilidad y el rigor aciertan al crear un mundo propio: al captar retazos de vida repletos de emoción

Fotos (1)

Foto de la Unión de Actores

Curriculum en televisión

1999- Famosos y familia (cap. 1.1). Personaje:
2004- Hospital Central (cap. 7.9). Personaje: Primo del novio
2005- Lobos (cap. 1.5). Personaje: Abogado.
2005- Amar en tiempos revueltos (cap. 1.25 ). Personaje: Guardia Civil.
2006- Los simuladores (2.2). Personaje:
2006- Ellas y el sexo débil (1.2). Personaje:
2007- MIR (cap. 1.4). Personaje: Enfermero.
2007- Amar en tiempos revueltos (cap. 3.22, 3.24). Personaje: Cliente del Morocco.

Entrevista: Nuestra Ciudad

ÁLEX TORMO, DIRECTOR DE TRIACA TEATRO (UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID)
«Huyo de los grupos 'botellón' que son sólo para pasar el rato»
Triaca presenta hoy en la 'Uni' 'Nuestra ciudad', una comedia que mezcla humor con una reflexión sobre la vida
J. L. MONDRAGÓN/EIBAR

UNIVERSITARIOS. Tres de los intérpretes en una escena de la obra. / E. C.

La representación del teatro universitario en esta edición de las Jornadas corre a cargo de Triaca Teatro, un grupo que nació, en 1990, en la Facultad de Farmacia y consolidado ahora como asociación abierta a todo el campus de la Universidad Complutense de Madrid. Su director, Álex Tormo, es licenciado en Farmacia y en Arte Dramático. No podrá estar en Eibar, ya que en su faceta de actor estrena hoy mismo, en Madrid, 'Traición', de Harold Pinter. Le sustituirá su ayudante de dirección, Diego Areso.-¿Es difícil dirigir un colectivo teatral universitario?-Es bastante complicado, porque hay gente que en su vida se ha subido a un escenario. Nuestro planteamiento es que todo aquel que quiera hacer teatro pueda hacerlo. Ocurre que hay gente a la que se le da mejor y otra a la que no tanto. Tienes que trabajar más con una gente, menos con otra, pero al final es muy gratificante ver cómo gente que nunca ha hecho teatro da unos resultados increíbles.
-¿Qué objetivos se marca?
-Huyo de los grupos 'botellón' que hay en la Universidad, los que se reúnen para pasar el rato y punto. Eso puede estar muy bien, muy divertido, pero yo busco algo más. Por supuesto, somos un grupo que acabamos siendo amigos, pero nos exigimos un compromiso: ensayamos los fines de semana, en Semana Santa... Y si alguien se compromete es para trabajar de verdad. Es un poco duro, todo hay que decirlo, son muchas horas, pero luego los resultados, por lo menos hasta la fecha, están siendo muy buenos.Ilusión y responsabilidad
-¿Qué supone para el grupo compartir jornadas con actores y grupos profesionales?
-Muchísima ilusión. Pienso que estamos aquí porque ganamos el certamen de la Complutense, y luego también el que se hizo a nivel de todas las Universidades de Madrid. Nos sentimos muy agradecidos por la invitación, muy ilusionados, aunque también supone una gran responsabilidad. Ya sólo el hecho de que el público pague una entrada implica que el espectador tiene sus derechos a exigir un producto determinado.
-¿Cómo es 'Nuestra ciudad'?
-Es una auténtica maravilla. Habla del paso del tiempo, y de lo poco conscientes que somos las personas de ese hecho. De repente, te das cuenta de que estás en la penúltima página del libro y te preguntas ¿Qué he hecho yo con mi vida? Es muy reflexiva, hace pensar mucho al espectador una vez que sale del teatro. El mensaje que quiere dar Thornton Wilder es: espabila y aprovecha tu tiempo, haz las cosas bien y disfruta de la gente a la que quieres.
-¿Está presente el humor?
-Es un humor que te deja un poso dramático. No provoca una carcajada sin más, sino que es más una comedia de sonrisa. Sonríes al percibir cómo nos comportamos las personas, cómo no nos damos cuenta de ciertas cosas y, de repente, llega el tercer acto, el fin de la obra, el fin del libro: ¿Qué he hecho yo en los otros actos? Se mira con una sonrisa, pero debajo de ella hay mucha, mucha cosa.
-¿Cómo reacciona el público?
-Con esta obra es la primera vez que salimos de la Comunidad de Madrid. Soy el director y parece que la estoy vendiendo, pero la verdad es que el público queda encantado. Hay gente que al salir te dice: 'He llorado en el teatro' o 'Me habéis conseguido emocionar'o 'He estado todo el rato con una sonrisa de oreja a oreja y he pensado muchas cosas'. El mero hecho de que te digan cosas así te hace feliz, es una recompensa.
Extraido de:

Curriculum teatral como director

1998- El sueño de una noche de verano.
2005- Qué ruina de función.
2006/07- Nuestra navidad.
2007- La visita de la vieja dama.

Videobook

http://www.youtube.com/watch?v=mAI3PdcMcnQ

En él se encuentran sus primeras intervenciones en Amar en tiempos revueltos así como fragmentos de Lobos y MIR.

Curriculum teatral como actor

1998- El sueño de un rey, dirigido por Els Commediants
1999- El círculo de tiza causcasiano, dirigido por Yolanda Porras.
2003- La ópera de los cuatro vientos, dirigido por Charo Amador.
2004- La muerte y la doncella, dirigido por Antonio Zancada
2004-Castelvines y feligreses (papel: Conde París), dirigido por Aitana Galán.
2004- El sueño de una noche de verano, dirigido por Juan Pastor.
2004- La larga cena de navidad (papel: Tío Lucas), dirigido por Juan Pastor.
2005- Laberinto de amor (papel: Dragoberto), dirigido por Juan Pastor.
2005- El conde de sex (papel: Senescal), dirigido por Nacho Sevilla.
2005/06- En torno a la gaviota (papel: Medvedenko), dirigido por Juan Pastor.
2006/07- Odio a Hamlet (papel: Gary), dirigido por Juan Pastor.
2007- Traición (papel: Jerry), dirigido por Juan Pastor.
2007- En torno a la gaviota (papel: Medvedenko), dirigido por Juan Pastor. Reposición.
2007/08- La larga cena de navidad (papel: Tío Lucas), dirigido por Juan Pastor. Reposición
2008- La mujer por fuerza (papel: Alberto y Marqués Ludovico), dirigido por José Maya.

Biografía

Álex Tormo Ballestero nació en. Al terminar selectividad, se matriculó en Farmacia en la Universidad Complutense de Madrid, licenciándose en. En el campus fundó en 1990 Triaca Teatro, una compañía teatral universitaria que representaría obras dirigidas por él y con el tiempo se convertiría en una asociación abierta de la UCM. Según sus palabras, "nuestro planteamiento es que aquel que quiera hacer teatro pueda hacerlo" con independencia de sus dotes particulares. De esa manera presentó como director obras El sueño de una noche de verano, basado en el texto de William Shakespeare que versaba sobre el poder de la magia para poder transformar el mundo y liberar los sentimientos. Con ella la compañía pisaba por primera vez el Real Coliseo Carlos III en el marco de los cursos de verano de 1998.

Para desarrollar su vocación por el teatro se licenció en Arte Dramático y representaría a la RESAD en el IV Maratón de Monólogos de la Asociación de Autores de Teatro para el Círculo de Bellas Artes en 1999. Para la RESAD también representaría una adaptación de Lope de Vegatitulada Cestelvines y Feligreses (dirigida por Aitana Galán), en la que interpretó al Conde París. Ese mismo año inició su colaboración con Guindalera, la compañía teatral levantada por el director Juan Pastor y Teresa Valentín; y contaba con un grupo de actores que incluía a Raúl Fernández, Ana Alonso, María Pastor, Ana Miranda, Josep Albert, Andrés Rus, Felipe Andrés. En aquella primera ocasión representarían El sueño de una noche de verano, sobre la cual Tormo ya había dirigido un montaje. El trabajo quedaba compaginado con las propuestas de Triaca y con colaboraciones en series de televisión como Hospital Central, en la que se encarnó a un primo de una joven a punto de casarse y que se veía envuelto en una pelea con su familia política. A esta intervención se le sumaría otras en productos como Lobos -donde defendía el papel de un abogado con un cliente mafioso- o Amar en tiempos revueltos, donde encarnaba a un Guardia Civil que detenía a un republicano (Antonio: Rodolfo Sancho) que se entregaba a las autoridades franquistas para impedir que muera en su lugar otro hombre.

A finales de año, Guindalera estableció su sede en Calle Martínez Izquierdo en Madrid, cerca del Barrio de Salamanca. La primera obra que se escenificó allí fue La larga cena de navidad, según la pieza de Thornton Wilder, en la cual los miembros de una familia evocan a las anteriores generaciones ya desaparecidas, constituyendo una reflexión sobre el paso del tiempo. Con esa representación se asentó las costumbre de repartir entre el público, a término de la función, un licor de guinda con el cual brindaría con los intérpretes de cada obra.

En 2005 Tormo puso en pie para Triarca Teatro Qué ruina de función según el texto de Michael Frayn, y que había sido llevada al cine por Peter Bogdanovich, y que narraba las visitudes de una compañía de teatro cuyas relaciones afectivas provocaban múltiples cambios en las representaciones de tal manera que cualquier parecido con el original resultase una mera casualidad. Como actor, Tormo participó en el montaje de la RESAD -presentado en el Festival de Almagro- El conde de Sex sobre el texto que Antonio Coello regaló a Felipe IV; una obra sobre el deber como guia moral para la existencia y sobre los amores desgraciados. Óscar Hernández, José Bustos y Alejandro Navamuel fueron algunos de sus compañeros de reparto.Tormo completó el año con otro trabajo para Guindalera, Laberinto de amor.

En 2006 el intérprete dirigió Nuestra ciudad, adaptación de una pieza de Thornton Wilder -autor sobre el cual había emprendido "una orden de búsqueda y captura de todas sus obras" tras haberse quedado encadilado del mismo tras La larga cena de navidad- sobre la vida de unos vecinos de Massachussetts, y que en sus propias palabras "habla del paso del tiempo, y de lo poco conscientes que somos las personas de este hecho", y sobre las oportunidades perdidas. Con ella ganaba el X Certamen del Teatro de la Universidad Complutense. Ese mismo año Tormo se alzaba con una candidatura a los premios de la Unión de Actores al Mejor actor de reparto de teatro por En torno a la gaviota. En el montaje de Juan Pastor obre el texto de Antón Chéjov, el actor encanó al profesor Medvédesko; un hombre que ganaba veintitres rublos al mes con los que alimentaba a su familia, y que se casaba con la hija de un terrateniente (Masha: Ana Alonso), quien aceptaba su proposición porque le obligaba a olvidarse de sus preocupaciones actuales; por mucho que al cabo del tiempo éste no aguantase su mera presencia y que le obligara a asumir la crianza de sus hijos.

En otoño Guindalera cambió de registro al representar Odio a Hamlet, adaptación de Paul Rudnick, en la que Tormo interpretó a Gary, el agente de un actor (Andrew: Raúl Fernández), que aceptaba a regañadientes que su representado representase en Central Park Hamlet porque al menos esperase que, olvidada la "aureola artística", Andrew protagonizase una mala serie de televisión. Gary en la función ejercía de contrapunto negativo de una sociedad basada en el éxito fácil frente a la dignidad a la cual aspiraba Andrew a alcanzar alguna vez en su carrera.
A este trabajo se le sumaría los ensayos de Nuestra navidad, algunos cortometrajes para la ECAM, y un pequeño papel en la serie MIR: un enfermero de pediatría que deja un bebé al cuidado de una residente que arrastra un sueño atroz y cuyo insomnio provoca un grave incidente.

En 2007 Guindalera estrenó Traición, según el original de Harold Pinter; la historia de un matrimonio (Robert y Emma) y su mejor amigo (Jerry), marcada por el adulterio, la falta de confianza; en suma una traición que minaría sus propias relaciones, dejando heridas abiertas en su ser. Estructurada en forma de un flash back que deconstruía el itinerario moral (el lamento generacional); Traición hablaba de la desarticulación de un modelo familiar en teoría confortable. En ella se emplearon canciones de los sesenta y setenta George Harrison, Queen: y vestuario característico de la época.

Simultáneamente, Nuestra ciudad se convertía en la primera producción de Triaca que salía de la Comunidad de Madrid. El compromiso con Guindalera repercutió en la decisión de declinar la buena marcha de la obra en su ayudante de dirección, Diego Areso. En mayo estrenó con Triaca La Visita de la vieja dama de Friedrich Dürrenmatt.

En octubre el actor retomó su papel en Traición al tiempo que se emitía su trabajo en Amar en tiempos revueltos, donde daba vida a su segundo papel en la serie: el cliente de una coctelería que humillaba a un camarero (Pablo: Pablo Viña) por el hecho de haber estado en la cárcel, y al que este le terminaba por darle una lección de dignidad.

En noviembre volvió a interpretar de nuevo En torno a la gaviota. En diciembre se preparó para la reposición de La larga cena de navidad.